Skip to Content, Navigation, or Footer.

Opinión: Cuando el racismo viene desde adentro la casa

El racismo está profundamente arraigado en la comunidad latine. Para que otros entiendan la comunidad, necesitamos educarnos sobre lo que significa ser latine y desmantelar los temas coloristas

Cuando el racismo viene desde adentro la casa

Estaba sentada en la puerta de mi casa, mis rodillas cubiertas de raspaduras y moretones, acababa de terminar de andar en bicicleta por el vecindario con mis amigos durante un par de horas después de la escuela. Ya era hora de que mamá llegara a casa del trabajo; siempre esperaba que llegara a casa para poder darle un fuerte abrazo y contarle lo que aprendí en la escuela ese mismo día.

El Toyota Corolla verde azulado 2008 de mi mamá se detuvo en el camino de entrada y ella salió con sus grandes gafas de sol y sosteniendo su bolso de gran tamaño. Esas gafas de sol me quedaban tan grandes que me hacían parecer una mosca. Sabía que crecería lo suficiente como para poder usarlas eventualmente.

"¿Qué estás haciendo afuera?" Mamá dijo. “Ve adentro, o al menos a la sombra. Te vas a oscurecer más de lo que ya estás”.

Mamá siempre comentaba sobre el color de mi piel. Mi media hermana, de otro padre, tiene piel clara y cabello castaño claro, rasgos que heredó de su padre. Mi padre no me proporcionó rasgos supuestamente "buenos" similares.

Mamá dijo que si me quedaba adentro y me alejaba del sol, mi piel se volvería más clara. Realmente nunca vi un problema con el color de mi piel. Me gustaba jugar afuera y explorar los lagos cercanos en la ciudad pantanosa de Lakeland, Florida.

Mamá tiene el mismo color de piel que yo, y creo que es hermoso. Pero escuché a mamá y traté de permanecer en la sombra cada vez que podía encontrar sombra. Ella sabe lo que es mejor para mí, después de todo.


Buenas intenciones

A medida que crecía, mi piel se volvió un poco más clara y mi familia estaba encantada. Es casi como si pensaran que ser confundidos como blancos fuera una gran cosa.

La realidad es que los puntos de vista de los miembros de mi familia no provienen de un lugar malicioso — sus experiencias pasadas con el colorismo y la forma en que han visto como tratan a las personas con tez más oscura los ha condicionado a querer ser más blancos.

Edward Vargas, profesor asistente en la School of Transborder Studies de ASU, enfoca sus estudios en la correlación entre los beneficios sociales potenciales de ser asignado socialmente como blanco o tener la piel más clara.

“Resulta que esta idea de raza atribuida o raza asignada socialmente o raza callejera, puede ser más importante para su salud y su bienestar de lo que piensa”, dijo Vargas. “Ya sea que te discriminen o no en una clínica de salud, importa, porque se supone que si eres moreno, te tratan de manera diferente”.

La raza asignada socialmente, o raza callejera, es el concepto de que alguien de una determinada etnia puede confundirse con otra identidad racial o étnica basándose únicamente en su apariencia.

“Esta idea de la raza callejera es, en otras palabras, si estás caminando por la calle, la raza que otras personas asumirán que eres con solo mirarte”, dijo Vargas.

El deseo de los latines de ser percibidos como blancos proviene de la colonización española en lo que ahora es América Latina. Vargas se refiere a esto como pigmentocracia, un término que se refiere al valor jerárquico que se le da al color de la piel.

En un ensayo sobre la pigmentocracia, Trudier Harris, erudito literario y profesora emérito de la Universidad de Alabama, argumenta que, aunque la palabra solo se ha generalizado en las últimas décadas, el concepto ha prevalecido a lo largo de la historia.

Durante la esclavitud de los negros en los EE. UU., los negros cuyos padres eran blancos y dueños de esclavos tenían más acceso a privilegios como la educación en función de su tono de piel más claro. También era común que los esclavos de piel más oscura fueran enviados a trabajar en el campo mientras que los de piel más clara eran seleccionados para trabajar en las casas de sus dueños.

La tendencia a favorecer a las personas de piel más clara también prevaleció a lo largo de la colonización española de América del Sur y Central y el Caribe, y arraigada en la sociedad colonial española.


Las castas. Museo Nacional del Virreinato, Tepotzotlán, México.

El sistema de castas español organizaba el territorio de la Nueva España, actual América Latina, en niveles raciales, que determinaban en gran medida la calidad de vida. En la Nueva España, la raza determinaba tu nivel de educación, ocupación, cuánto dinero ganabas, cuánto pagabas en impuestos, con quién podías casarte y si eras legalmente libre.

El sistema de castas de la Nueva España priorizaba a los descendientes de españoles, con los españoles de España formando la clase alta peninsulares. Por debajo de los peninsulares estaban los mestizos, mulatos, indios y negros, que constituían la gran clase baja de la Nueva España. Los mestizos eran personas con padre español y padre nativo y los mulatos eran personas con padre español y padre africano. Los indios eran gente indígena y negros se referían a la gente negra de la Nueva España, que en gran parte estaban esclavizados por los españoles.

Con el paso del tiempo, diferentes grupos raciales en la Nueva España se entremezclaron y tuvieron hijos mestizos. Las líneas raciales se desdibujaron. Se hizo más difícil separar a las personas en castas raciales.

La raza cósmica

Estos términos nunca escaparon de la cultura latine: indio, mestizo y negro todavía se usan comúnmente en la actualidad, a veces disfrazados de términos cariñosos. Estos términos y otros que también hacen referencia al color de la piel de alguien también se usan como microagresiones.

Debido a mi tez más oscura cuando era niña, estos términos no me resultaban ajenos, incluso a una edad temprana. “Estás bien prieta, deja de salir”, o “Te has vuelto mucho más quemada desde la última vez que te vi, qué pasó?”

Los detalles minúsculos sobre la vida de las personas se reducen al color de la piel; el común, “Cásate con un güero para mejorar la raza”, se enfoca en asegurarse de reproducir solo con personas blancas para dar a luz niños de piel más clara y rasgos eurocéntricos. Esta mentalidad busca esencialmente borrar eventualmente las características indígenas y promueve la eugenesia.

La eugenesia es la idea de que los humanos pueden mejorar a través de la cría selectiva de poblaciones y está presente en muchas partes del mundo. En América Latina, la eugenesia en México se hizo prominente después de que el filósofo José Vasconcelos publicara su ensayo “La raza cósmica” en 1925.

En “La raza cósmica”, Vasconcelos describió la idea de la mezcla racial como una forma de “elevar” a los indígenas y otras razas “inferiores” a los mestizos “superiores”, europeizados.

“Las razas inferiores, al educarse, se harían menos prolíficas, y los mejores especímenes irán ascendiendo en una escala de mejoramiento étnico, cuyo tipo máximo no es precisamente el blanco, sino esa nueva raza, a la que el mismo blanco tendrá que aspirar con el objeto de conquistar la síntesis”. escribió Vasconcelos.

Vasconcelos y otros filósofos latinoamericanos que creían en estas ideas racistas hicieron que la categoría racial mestiza se convirtiera en el ideal dentro de la cultura latine, cimentando la noción colorista de que una piel más clara es “mejor”.

Estos problemas se me hicieron más evidentes cuando era niña, cuando vivía en una casa con mi padrastro cubano, un hombre blanco de ojos verdes y cabello castaño claro. Ser mexicana con un linaje mestiza mientras estaba rodeada de cubanos blancos me hizo sobresalir, y me hizo hiperconsciente de las disparidades raciales dentro de la comunidad latine misma.

Al crecer rodeada de latines de muchas razas diferentes, fui testigo de cómo mi propio padrastro cubano blanco hacía comentarios racistas sobre los cubanos negros. Palabras como "negro", "morado" y "prieto" se lanzaban constantemente en las reuniones familiares.


No era raro ver a latines blancos en general hacer comentarios racistas hacia otros latines. Estas interacciones confunden aún más el ya turbio término general "latine" — todos somos tan diferentes que a menudo no tiene sentido referirse a nosotros como una raza.

Los afrolatines a menudo enfrentan una lucha única con la identidad — mientras que el término "latine" lo abarca todo, los latines en los EE. UU. a menudo no reconocen que "latine" no es una raza. Vargas dijo que esto se debe a que el término se ha popularizado recientemente en los EE. UU. En 1980, el gobierno federal utilizó por primera vez "hispano" en el censo.

Cuando me mudé a Arizona en 2012, donde la gran mayoría de los latines en el estado serían considerados mestizos con ascendencia mexicana, noté la falta de conocimiento de mis compañeros sobre la diversidad dentro de la comunidad latine.

Esto se volvió más prominente durante las pruebas estandarizadas, cuando se les pide a los examinados que completen una burbuja que describa mejor con qué raza se identifica.

“¿Dónde está la opción mexicana?” y "¿Por qué ‘latino’ no es una opción?" eran las preguntas más comunes que escuchaba hacer a mis compañeros. Este malentendido surge del uso popular de “La Raza” dentro de la comunidad latine, particularmente entre los mexicanos. “La Raza” excluye a cualquiera en la comunidad que no sea mestizo y simplifica demasiado lo que significa ser latine.

En un artículo de 2020 que escribió para el Congreso Norteamericano sobre América Latina (NACLA por sus siglas en inglés), titulado "Dismantling Anti-Blackness Together", Lorgia García Peña, profesora de Estudios Latinx en la Tufts University, analiza la anti-negritud dentro de la comunidad latine.

García Peña argumenta que los afrolatines en los EE. UU. experimentan una doble exclusión, ya que no se sienten incluidos ni en la comunidad latine ni en la negra — son "demasiado negros" para ser latines o "demasiado extranjeros" para identificarse con los afroamericanos.

“La práctica común de referirse a los latinos/a/xs como una raza, en lugar de un conglomerado arbitrario de personas étnicas y racialmente diversas que tienen sus orígenes en América Latina, borra aún más a los latinos negros de literalmente todos los espacios, instituciones y posibilidades de representación”, escribió García Peña.

Nuestro trabajo como comunidad es conocer a otros latines — todos somos increíblemente diferentes, tenemos un idioma, un área geográfica y algunas formas de discriminación en común.

Soy testigo de que mis amigos afrocubanes reciben constantemente comentarios confusos y mordaces de personas blancas como: “¿Eres negro o hispano?”. Lo más preocupante de esta pregunta es que hay latines que también preguntan lo mismo. A menudo, los latines que no son mexicanos suelen ser referidos como mexicanos tanto por latines como por no latines.

En un mundo donde los latines a menudo tienen que luchar por la representación, nosotros mismos debemos aprender, comprender y respetar nuestras diferencias para informar a las personas fuera de nuestra comunidad. No podemos avanzar mientras una buena parte de los latines no entiendan por qué “latine” no es una raza. Nosotros, como comunidad, debemos superar los estándares colonialistas obsoletos y dejar de intentar ser más blancos de lo que somos.

Nota de la autora: El uso de "latine" en este artículo tiene un propósito; “latine” es una alternativa de género neutral a latino/a. El término fue creado por activistas feministas y no binarias de género en América Latina, y busca eliminar el género del español reemplazándolo con una "e", que es género neutral en español y está presente en palabras como "presidente". El idioma cambia con el tiempo y es complicado. Para ser verdaderamente inclusivos, también debemos acomodarnos a las personas latines de todos los ámbitos de la vida.

Traducido por Yamileth Cabrera, Brenda Muñoz Murguia, Aidan Gamiz y Camila Pedrosa.

Editado por Alexis Moulton, Camila Pedrosa, Yamileth Cabrera, Brenda Muñoz Murguia, Aidan Gamiz, Sam Ellefson y Greta Forslund.


Comuníquense con la periodista a brendamigdelia@gmail.com y sigan a @brendammurguia en Twitter. 

Nota del editor: Las opiniones presentadas en esta columna son de la autora y no implican ningún respaldo por parte de The State Press o sus editores.

Denle Like a State Press Magazine en Facebook y sigan a @statepressmag en Twitter.


Brenda Muñoz MurguiaDigital Producer

Brenda Muñoz Murguia is a digital producer and editor for the La Prensa desk at The State Press. She has previously worked for Cronkite News as a digital reporter.


Continue supporting student journalism and donate to The State Press today.

Subscribe to Pressing Matters



×

Notice

This website uses cookies to make your experience better and easier. By using this website you consent to our use of cookies. For more information, please see our Cookie Policy.